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Hubo una época en la que hablar sobre calderas de gasoil significaba referirse al epítome de los sistemas de agua caliente sanitaria y calefacción doméstica en casi toda Europa. Sin embargo, los tiempos han cambiado y a raíz de la entrada en vigencia de la Directiva Europea de Eco-diseño y la Directiva ErP 2009/125/CE se establecieron criterios de seguridad, eficacia, eficiencia y efectividad que han causado que este sistema pierda participación en ese marcador a favor de las calderas de condensación a base de carburantes gaseosos.
Todos estos cambios normativos no solamente obedecen a una preocupación por el medio ambiente (un tema en el que España se esfuerza por recuperar el liderazgo tras haber sido superada por Alemania), sino también a sino también porque los protocolos de seguridad y prevención de accidentes domésticos se han vuelto más exigentes en toda Europa y es que sin duda alguna los combustibles gaseosos se dispersan por si solos en lugares bien ventilados y tienden a ser más estables, en tanto que los combustibles líquidos tienden a derramarse y a acumularse y es por ello que se requieren condiciones especiales de seguridad para su traslado, almacenamiento y utilización en el hogar. Es decir, que estos cambios no aplican al ámbito industrial o a ciertas prácticas propias del ámbito rural, pero sí que han motivado a más de uno a cambiar su vieja caldera de diesel y es por eso que en nuestra empresa hemos decidido poner a tu disposición todo lo que necesitas saber para tomar una decisión informada y consciente al respecto, así es que vamos a ello:
¿Qué es una caldera de gasóleo?
Al igual que toda caldera de calefacción, una caldera de gasoil (también conocida como caldera de gasóleo o con menos frecuencia caldera de diésel) es un artefacto que sirve para calentar agua tanto para uso sanitario como para calefacción, e inclusive hay algunos modelos de gran potencia para fines industriales. Para cumplir con su propósito, estas calderas cuentan con uno o varios quemadores alimentados por el combustible que da nombre a la caldera y que generalmente son de tipo atmosférico, la llama de estos quemadores puede calentar directamente un serpentín por el que circula el agua a ser utilizada (calderas instantáneas), incrementando su temperatura cada vez que hace su retorno cuando se la usa para calefacción, o bien un contenedor (calderas de acumulación) a partir del cual el agua es bombeada una vez que ha alcanzado la temperatura idónea restablecida.
También hay modelos un poco más sofisticados en los que la llama calienta un intercambiador de calor elaborado en material apropiado para tal fin y es este el que en última instancia acumula y transfiere el calor de la llama al contenedor de agua de la caldera.
Funcionamiento
Los modelos más antiguos funcionan gracias a quemadores de llama directa, los cuales son alimentados por un fino tubo que lleva pequeñas cantidades de hidrocarburo líquido, de manera que los gases de volatilización salen por los quemadores y se mezclan espontáneamente con el oxígeno ambiental justo antes de que el usuario accione el encendido eléctrico o acerque la llama de una cerilla a la llama piloto. Entretanto, los modelos más recientes y sofisticados funcionan gracias a quemadores atmosféricos en los que los gases del combustible (o un leve rocío del mismo en el caso de las calderas con inyectores) se hace pasar por un tubo para que –ya no de forma espontánea, sino por diferencia de presión- ocurra la mezcla con el oxígeno ambiental antes del encendido de la llama.
Luego, el agua se calienta del modo en que ya hemos indicado en el segmento anterior y cuando alcanza la temperatura idónea se la hace circular por todo el sistema, bien por medio de una bomba como ocurre en los modelos de data más reciente o mediante el efecto de termosifón como ocurre en las calderas más antiguas. En estas últimas, también se aprovecha el efecto de capilaridad al emplear reductores y tubos de diámetros más reducidos para superar ciertos giros y ángulos del recorrido, por eso en nuestra empresa sabemos que no todos los técnicos están capacitados para mantener una caldera en sus condiciones originales y que reemplazar a la ligera cualquiera de estas uniones o tubos puede acarrear consecuencias negativas para el funcionamiento de la caldera en el corto o mediano plazo.
Finalmente, el agua caliente llega al grifo donde es requerida para uso sanitario o a los dispositivos emisores de calor (que comúnmente son radiadores, aunque bien puede tratarse de suelos radiantes, paneles convectores, etc.) justo antes de regresar a la caldera por los caños de retorno para reiniciar el ciclo.
Consumo
Pues bien, resulta difícil determinar con exactitud cuánto combustible consume o consumirá una caldera de gasoil en particular, pues eso va a depender de la frecuencia con la que se la use, del mantenimiento que se le haya dado, de las dimensiones del espacio a calefaccionar y del aislamiento con que cuenta el mismo, de la cantidad de emisores de calor o grifos a alimentar y hasta de la severidad del clima en cada ubicación geográfica. No obstante, se puede tomar como medida estándar la de 2,2 litros por hora que a su vez equivalen a 1,87 kg/h de combustible.
Ventajas y desventajas
La principal ventaja de las calderas de gasoil es su poder calorífico, no hay que esperar demasiado a que llegue agua caliente a nuestra ducha o a que se caliente nuestra estancia, pero hay otras más importantes como las siguientes:
- Al encontrarse entre los insumos más tradicionales de la calefacción doméstica, el gasoil se encuentra disponible en toda España a un precio económico si valoramos su relación coste / beneficio.
- Requieren de mantenimientos menos complejos que sus contrapartes de combustibles gaseosos.
- Han estado en el mercado por mucho más tiempo y por eso cuentan con mayor disponibilidad de repuestos y piezas de recambio.
- Sus costes de instalación y mantenimiento se encuentran entre los más bajos.
- Funcionan eficientemente incluso en los climas más fríos.
- Son más duraderas y aportan mejor las condiciones ambientales del medio rural.
- A pesar de que utilizan un tipo particular de combustible conocido como Gasóleo C cuyo elevado poder calefactor obedece a sus altos niveles de parafina, se trata de un carburante que bien se puede destinar a otros usos en caso de emergencia.
- Precisamente por el tiempo que tienen en el mercado, su tecnología ya se ha perfeccionado y por ello se encuentran entre las más seguras.
- Su precio es relativamente bajo si tomamos en cuenta la relación coste / beneficios.
Aun así, estas calderas también tienen sus desventajas, entre las cuales podemos mencionar las siguientes:
- El gasoil es uno de los combustibles más contaminantes entre los utilizados actualmente para la calefacción doméstica.
- Este combustible tiene un coste más elevado que el de la biomasa y además está sujeto a las fluctuaciones del mercado por lo que es difícil saber cuánto nos costará llenar nuestro depósito en determinado momento.
- Despiden un olor más desagradable que otras calderas, lo cual puede ser un problema en edificios muy pequeños.
- Si no son de condensación, generan líquidos sulfurosos a partir de la condensación del vapor liberado por la combustión y del vapor ambiental.
- Requieren de mantenimiento anual para limpiar la acumulación de restos de combustión.
- A diferencia de las calderas de condensación a gas, no gozan de las exenciones y subsidios otorgados en muchas comunidades autónomas como puede ser el Plan Renova, para estimular la sustitución por modelos más actualizados.
Normativa en España
Como ya hemos señalado antes, el gasoil es un combustible cuyo transporte, depósito y uso final requieren de unas particulares medidas de seguridad. Aun así, es seguro almacenar cientos de litros de este hidrocarburo en nuestro hogar siempre que cumplamos con las normas que en líneas generales se mencionan a continuación:
- Capacidad del depósito: Los depósitos de 1000 litros o menos están exentos de inscripción ante el organismo competente, mientras que los de más de 1000 litros y hasta 3000 deben ser inscritos presentando una memoria resumida y los de más de 3000 litros deben ser igualmente inscrito pero presentando un proyecto de instalación.
- Superficie de instalación: Por norma debe tratarse de una superficie totalmente plana y horizontal, siendo las placas de losa las que mejor cumplen este requisito además de soportar el peso.
- Ubicación: Solo podrán instalarse en exteriores los contenedores expresamente diseñados por su fabricante para tal fin y siempre que cuenten con protección UV, de modo que por lo general se los instala en interiores y a una distancia no menor de un metro entre el contenedor y la caldera u otra fuente de calor (medio metro si hay alguna pared de por medio), siendo más cómodo si se cuenta con una habitación separada y muy bien ventilada para que el olor se disipe sin causar molestias.
- Contenedores de pared sencilla o doble: Los contenedores de pared sencilla y de hasta 1000 litros requerirán de una bandeja colectora capaz de capturar hasta el 10% de la capacidad total del tanque y a partir de los 1000 litros esta capacidad debe ser del 100% del depósito interior, en tanto que los tanques de doble pared no requieren de bandeja colectora.
Precio de cambiar
De nuevo nos encontramos con un tópico en el que no es fácil estimar un coste estándar, ya que por un lado, todo va a depender de la magnitud del trabajo a realizar y si la nueva caldera es compatible con el resto de la estructura instalada, al tiempo que por otro lado se tiende a confundir o a mezclar el precio de los artefactos con el de la mano de obra y hasta el del combustible que se va a consumir o a ahorrar a lo largo de determinado lapso de tiempo, u otros insumos que se puedan necesitar a lo largo de todo este proceso, de tal suerte que se hace menester hacer algunas precisiones al respecto:
- Coste de la caldera en sí: Tal y como se detalla más adelante, el precio oscila entre 500 y 2600 euros.
- Coste de la mano de obra: Tanto la instalación de las calderas de gasoil como su reemplazo deben ser realizados por personal técnico certificado cuya mano de obra hoy por hoy tiene un coste de aproximadamente 300 euros dependiendo del número de radiadores a instalar o acoplar, las dimensiones del espacio a calefaccionar y el número de grifos a alimentar y si hay que hacer obra para que el combustible pueda llegar a la caldera.
- Consumo o ahorro de combustible: En la actualidad el litro de gasoil tiene un coste de aproximadamente un euro por litro y de acuerdo con los cálculos que hemos realizado, se requieren 2,2 litros por hora, de modo que las calderas de gas natural e inclusive las de biomasa a la larga son más baratas, aun cuando no se trate de un combustible tan fácil de conseguir como el gasoil.
- Necesidad de refacciones y piezas de recambio: Las calderas de condensación a base de gas natural están restando participación a las calderas de gasoil en el mercado del agua caliente sanitaria y la calefacción doméstica, por lo que cada día es más fácil conseguir piezas de recambio y servicio técnico de calidad para ellas.
Marcas y modelos.
- Lasian Climacomby S 30 (sin quemador): Elaborada en hierro fundido, solo cumple la función de calefacción con 27kW de potencia y controles analógicos por termostatos. 738,15 euros.
- Domusa Jaka HFS 30 (sin quemador): También con cuerpo de hierro fundido, cumple solo la función de calefacción con 28,1 kW de potencia, bajo NOx y fácil limpieza. 492,82 euros.
- Junkers Suprastar O-KU 2: Cuerpo vertical (de pie) elaborado en acero, mixta. 910,20 euros.
- Baxi Gavina Plus Eco GTI 20: Cuerpo vertical (de pie), fabricada en acero, mixta con 23,3 kW de potencia máxima, bajo Nox y fácil limpieza. 1461,73 euros.
- Vaillant ecoVIT exclusiv VKO 156/3-7: Elaborada en acero, mixta con 15,75 kW de potencia promedio. 2624,75 euros.